Nos sumamos a El Comidista: ¡reivindiquemos la receta de albóndigas de ternera! ¿O es que la carne picada en bolas no merece la estar en la misma categoría que la hecha filetes rusos? Cierto es que dan más trabajo pero, ¿y lo ricas que están en un día de frío? ¿Y lo fácil que es hacer mucha cantidad y congelarlo? ¿Y lo buenas que están al día siguiente? Venga, dejo de hacer preguntas retóricas para no hacerte perder tiempo y que leas ya esta receta de albóndigas mexicanas.
Hoy, más que nunca, hay que decir eso de «al mal tiempo, buena cara». ¿Por qué? Porque es lo que hay, que va a hacer frío te quejes tú o no. Así que vamos a aprovechar para ponernos buenos abrigos, botas calentitas y, como no, aprovechar también a calentarnos por dentro con recetas tan tradicionales y ricas como este estofado de ternera con patatas y verduras que hemos encontrado en Alimente.
Que sí, que hace frío, pero lo contento que te vas a poner cuando toda tu casa huela a guiso de ternera rico y, sobre todo, cuando mojes pan en la salsa. Además, recuerda que este guiso está mucho más rico si ha reposado, así que tienes la cena lista para otro día. Lo dicho, el que se queja es porque quiere. Si quieres seguir contento un ratito más, echa un vistazo a estas otras recetas de guiso de ternera, que ya verás, ya.
No podía faltar la receta de rabo de toro casero en nuestro calendario 2020 dedicado al cuchareo, a los guisos de carne perfectos para acompañar con una hogaza de pan. En esta ocasión es Patty’s cake la protagonista de nuestra receta del mes ya que, además de regalarnos una deliciosa receta de rabo de toro casero, nos desgrana anécdotas sobre el origen (y otras curiosidades) de este plato tan taurino y rico. Merece la pena echarlo un vistazo, que estas cosillas siempre alegran la mesa, ¿verdad?
Tanto Patty’s cake como el rabo de toro (o de ternera) ya han sido protagonistas de otras recetas del mes. De verdad, hacednos un poco de caso… esta categoría no tiene desperdicio, ¿o esta receta no es un buen ejemplo de ello?
Uno de nuestros objetivos para estas fiestas es disfrutar de ellas. Sí, ni más ni menos, porque hay años que se nos han hecho muy largas y acabamos pidiendo la hora cuando llegan los Reyes Magos. Y eso no puede ser, así que este año vamos a organizarnos pensando bien qué y cómo vamos a preparar nuestros menús navideños para facilitarnos la vida. Por eso, los guisos van a ser la estrella de alguna cena, y uno de los candidatos es este estofado de carne de ternera con cerveza de El invitado de invierno.
¿Habéis visto que pinta? Pues comprobad paso a paso cómo luce y lo sencillo que es. Además, como todo buen guiso, está mucho más rico si se prepara con antelación. Y si sobra un poco, que no creo, es perfecto para ser utilizado en croquetas, empanadas y mil ideas más. Vamos, un diez de plato.
Para la gente de mi generación, el cocido es como Espinete: una magdalena capaz de evocar sensaciones muy similares. A mi me huele a familia, frío, siesta… y ahora que ya somos nosotros a los que nos toca cocinarlo, a tiempo para hacerlo, añadiría. Pero esos son otros detalles, a lo que sí que huele es a sábado, a fresquito y a vermut, ¿verdad? No me enredo más, que se nos escapa noviembre sin preparar la receta del mes.
Ingredientes:
500 gr de carne de morcillo de ternera
1 punta de jamón
300 gr. de panceta o tocino
1 hueso de espinazo de cerdo
1 hueso de rodilla de ternera
1 morcilla
3 chorizos de guisar
1 carcasa de pollo
2 muslos y contramuslos de gallina
250 gr de garbanzos
4 patatas
3 zanahorias
1 repollo
1 cebolla
1/4 de repollo o col
fideos al gusto
Sal
Al lío:
Como siempre que cocinamos garbanzos, tenemos que ponerles en remojo la noche anterior con abundante agua fría. Que no se nos olvide que, sin garbanzos, no hay cocido.
Comenzamos a preparar los huesos. En una olla pon agua a cocer y mete el hueso del jamón cuando el agua comience a hervir durante unos 5 minutos. Sácalo y límpialo bien con agua fría.
Escurre bien los garbanzos y mételos en una red para legumbres. Esto no es imprescindible, pero te ahorrará estar rebuscando los garbanzos en el caldo. Ponlos en una olla (tú decides si lo haces con olla rápida o normal, todo dependerá del tiempo que tengas) junto con todas las carnes y huesos. Con ganas, que si hay carne, hay alegría. Cúbrelo con agua fría y pon el fuego fuerte. Cuando comience a hervir el agua, baja un poco el fuego y que siga borboteando unos 10 minutos más mientras espumas el caldo. Deja que se cocine todo (tienes que comprobar que los garbanzos quedan tiernos) y sigue espumando el caldo, que quede lo más limpito posible. Tienes que estar también muy atento para que siempre tenga agua, no te distraigas y la líes. Abre la tapa y remuévelo de vez en cuando, olfateando un poco, que son esos gestos las que nos hacen sentir un poco cocinillas a los que no tenemos ni idea.
Ahora vamos con las verduras. Pela las zanahorias, las patatas, la cebolla la col (procura que siga todo unido a la parte central para que no se deshaga), échalo todo en una olla y cuécelo. Ya sabes, cuando hierva el agua, baja el fuego, tapa la olla y deja que se cocine hasta que las verduras queden tiernas. Añádelo al cocido. Haz lo mismo con el chorizo, para que suelte toda la grasa sin añadirse al guiso final.
Como casi todos los guisos, el cocido también está más rico reposado, al día siguiente. Además, esto te permitirá quitar la grasa que se queda en la superficie al enfriarse. ¿Qué conseguimos así? Además de quitar calorías, que la digestión sea un poquito más ligera. Y no restar nada de sabor.
Ahora viene lo bonito: reserva las verduras, la carne, los huesos y los garbanzos, prepara el caldo con los fideos.. y qué aproveche.
¡Ah! Seguro que te sobra caldo, así que congélalo pensando en esas cenas rápidas de invierno. No hay excusas para no comer bien. Y nada, repito, nada, se tira.
Además de nutrir, la gastronomía es una muestra de la cultura y la historia de una sociedad que se transmite de forma informal de generación en generación. Si rascas un poco, encuentras platos tradicionales que dicen mucho de la forma de vida del pueblo que lo cocina. Este es el caso del potjiekos, que significa comida de olla pequeña, es un plato tradicional africano pensado para prepararse y consumirse al aire libre. Se prepara en una peculiar olla redonda, pequeña, con tres patas denominada potjie, de ahí su nombre.
Ingredientes:
1,5 kg de carne de ternera para estofar
Aceite, sal y pimienta
2 cebollas
750 ml de caldo de carne
250 ml de vino tinto
500 g de zanahorias pequeñas
250 g de champiñones
6 patatas peladas
Sal
Pimienta
Al lío:
Al igual que para cocinar la paella se necesita una paellera, para hacer un potjiekos es necesario un potjie. Si la globalización no ha llegado a tu pueblo, lo intentaremos con una olla… aunque el resultado no sea igual, lo intentaremos. Corta la carne de ternera en dados, sazónalo con sal y pimienta y cocina a fuego medio hasta que se dore. Reserva la carne de ternera.
Sigue usando la olla para saltear las cebollas hasta que se queden blanditas. Añade la carne de nuevo, el vino y suficiente caldo como para cubrirlo todo. Salpiméntalo y cocínalo a fuego lento durante una hora. Echa ahora las zanahorias, los champiñones y las patatas y déjalo otra media hora. Si el guiso lo pide, añade más agua.
Tras unos 40 minutos, añade los champiñones y zanahorias. Añade más agua y deja que siga hirviendo. Cuando veas que está a tu gusto, para el fuego y, una de dos, o lo acompañas de arroz y te lo comes, o lo dejas para mañana, que estará más rico.
Uno de los detalles que más nos gusta de este guiso es que, según los sudafricanos, no hay que remover los ingredientes. Los guisos son como las personas, no les sienta bien que los mareen.
Junio huele a verano. Y el verano, aunque nos pese a los de secano, sabe a salitre y mar. Por eso nuestra receta del mes es un guiso marinero. De carne, sí, pero con un toque marinero: es el estofado del capitán de Mes petits accidents.
Se llama así porque esta receta se solía preparar en los barcos. Estos guisos se conservan bien y están mucho más ricos conforme pasa el tiempo, por eso se preparaban (y esperemos que lo sigan haciendo) durante las travesías.
Si este mes te escapas algún día a la playa y te da por montar en velero, pregunta al capitán por esta receta. Si no sabe de que hablas, comparte con él este post de Mes petits accidentes, que seguro que le gusta. Y tu vas a quedar como un auténtico lobo de mar. Y si no se produce esta oportunidad, cotillea nuestras #recetasdelmes para ver si encuentras algún detalle curioso en alguna otra. O, al menos, ideas ricas para cocinar en casa.
Hay recetas cuyos secretos pasan de generación en generación sin salir, jamás de la familia. Este es el caso del guiso de ternera guisada de la abuela. Hasta hoy porque, para estrenar el año y el calendario de guisos con el que pensamos festejar cada mes de este 2020, os vamos a revelar este tesoro familiar. En el fondo, como todas las cosas buenas, es sencillo, muy sencillo: cocina un buen producto fresco y hazlo 1000 veces. La 1001 será la perfecta.
Ingredientes:
Carne de ternera para guisar. A nosotros nos encanta la carrillada, pero puede hacerse también con morcillo.
1 pimiento
1 cebolla
2 puerros
un buen puñado de perejil picado
ajos
1 ó 2 hojas de laurel
Vino blanco
Sal y pimienta
Al lío:
Como os comentaba, esta receta es muy sencilla, pero tiene su punto. Hay que saber observar y oler su ritmo para conseguir ese sabor y jugosidad tan característico. ¿Y cómo se hace esto? Pues preparándolo muchas veces. Que sí, que hay alquimia en la cocina, pero práctica también.
Empezamos. Corta la carne de ternera en dados (o como más te guste). Ahora vamos a por el pimiento, la cebolla y los puerros cortándolos en trozos pequeños. Prepara un sofrito con todo ello. Deja que se fría mientras se va dorando. En otra sartén echa la carne para que sólo se marque. Una vez lista, incorpórala al sofrito y añade el vino blanco, sal y pimienta y a cocer. Déjalo despacito, añadiendo agua si ves que lo necesita. Y no hay más. Obsérvalo sin agobiar, pero este tipo de recetas son muy prácticas porque te permiten hacer algo más en la cocina mientras se van haciendo.
Como sugerencia, puedes freír unas patatas en cubos y ponerlas de acompañamiento por si alguien se quiere servir. O arroz. Si lo mezclas con la salsa, queda delicioso.
Que sí, que nos encanta hablar de Home Cooking y de cocinar para calentar el alma, que todos nos ponemos muy místicos pero, si de verdad queremos entrar en calor, nada supera a un buen guiso de callos con garbanzos. Eso es así, aquí y en Pekín. Que somos de Segovia, sabemos de lo que hablamos. Por eso no podía ser otra la receta del mes de febrero, el más corto del año, siempre, pero el que se hace más largo…
Ingredientes:
Estómago y pata de ternera
1 kg garbanzos
1 cabeza de ajos
1 cebolla grande
2 limones
2 chorizos
1 cucharadita de pimentón dulce
Sal (al gusto)
Al lío:
Para empezar, visita a tu carnicero de confianza para que te de unos callos y pata de ternera bien troceados. Ponlo en remojo el día anterior con el zumo las pieles de los limones. Y en otro cuento, haz lo propio con los garbanzos (sin limón) para que vuelvan a hidratarse.
Limpia con cuidado los callos y ponlos a cocer en agua fría durante unos cinco minutos. Tira ese agua y cúbrelo con agua limpia. Añade ahora la cebolla y los dientes de ajo troceados, el pimentón dulce (y un poco de picante, que eso sí que templa) y un punto de sal. Cuécelo todo durante unos 50 minutos.
Abre la olla enfriándola con agua fría, y añade los garbanzos. Ahora hay que cocerlo durante una hora y media o dos horas, comprobando que los garbanzos se quedan jugosos pero firmes. Añade el chorizo y lo cueces otra media hora, comprobando que se queda a tu gusto. De no ser así, aumenta o reduce el punto de cocción. ¡Ah! Y si quieres hacerlo un pelín más ligero, cuece el chorizo en otra cazuela, y cuando haya expulsado toda la grasa, añádelo al guiso de callos.
A estas alturas de la temporada, quién más, quién menos, ya ha ido a por setas. Y algunos afortunados (por suerte este año han sido muchos) habrán venido cargaditos de boletus. Para que luego nos quejemos de que llega el otoño… que sí, que los días son más cortos, empieza el frío pero, ¿y lo bien que sienta quedarse en casa y templarse con guisos como este fricandó de ternera con boletus?Hoy os dejamos esta maravilla de El Petit Chef, otro día podéis ver otros ejemplos de fricandó en nuestro blog.
Si tienes tiempo, puedes disfrutar de un plan completo saliendo por la mañana a por setas (ten preparadas las del guiso, por si acaso), comprando una hogaza de pan y un buen vino tinto, disfrutando de la cocina y la comida y, por supuesto, de la posterior siesta. Listo.
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